Posted by La Oveja Negra Cusco | Posted in | Posted on 23:51
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(Haikus - Mario Benedetti)
Es el recital que presentarà este trovador de regreso al escenario de la Oveja Negra.
Un pequeño concierto alternado por canciones, poemas y buen humor. Madrugadas forma parte de la serie de canciones Amaneceres, Anocheres, Atardeceres que describen el universo urbano y cotidnano del Perú, donde sus protagonistas son la gente común y corriente que ama, lucha, ríe y llora en un complejo y extraño mundo...
El invitado de esta noche será Yuri Boluarte...
No se lo pierdan!!
JORGE MILLONES en La Oveja Negra
10:00 p.m.
(Ingreso S/ 10.00 por persona)
Qué jota este Jota. Hace como un mes atrás que comenzó a publicitar este show que presumimos, muy bohemio, con tanta anticipación que hasta al mismísimo involucrado se le olvidó que precisamente este sábado es la fecha.
El Jota, en todo caso, ha venido preparando con enorme cariño y esmero un show en el cual, a decir de muchos, se la juega...
Qué juega? o la pregunta sería qué baila? La respuesta obvia es... La Jota por el Jota.
EL JOTA en La Oveja Negra
10:30 p.m.
(Ingreso S/ 10.00 por persona / S/ 15.00 por pareja en cualquier combinación)
Al final, unas letras...
La Oveja Negra
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(Elias Mandino)
Amor, desnudo amor que haces regreso
en otro cuerpo de distinto aroma,
pero siempre el amor, amor eterno,
adolescente amor, inmadurable.
Reconozco en la luz de tus locuras
los mismos astros, la ternura misma,
el ave tierna de imbesados labios,
y vuelvo a comenzar lo inacabado...
Otro nombre y el alba de otra risa;
otras manos de tacto diferente,
otro bosque de frutos imprevistos;
pero dentro de mí —fiera indomable—;
el mismo amor que florecí hace siglos,
el mismo amor, enamorado siempre.
Mi ramaje de invierno se estremece
al sufrir tu presencia inesperada,
y sin saber por qué, se primavera
el cauce muerto de mi muerta sangre.
Soy de nuevo el de ayer, ascua creciente
en esta llaga —esperanzado polvo—,
que se aviva de nuevo con tu clima
y florece en tu tallo, su ternura.
Amor, desnudo amor que yo creía
muerto en la fiebre de mi vida trunca,
el mismo amor con que aprendí a morirme
en cada espera de insoladas ansias:
el amor de mi amor nunca extinguido,
el siempre adolescente amor ¡tan mío!
que vuelve a renacer en mis ocasos.
El amor de mi amor, naciendo siempre,
que se anida en el grito de tu sangre
para vivir su última caída